viernes, 10 de octubre de 2014

Naufragio

Resuena en mí tu voz como un impacto,
sonoro, brusco y todavía caliente:
campana que en mis poros aún se siente,
y aletarga la seda de mi tacto.

No sé cómo demonios es que aguanto
el rastro por mi espalda de serpiente,
del río que me nace de la frente,
cuando dos cuerpos entran en contacto.

Tus labios se confunden con mis labios,
mientras que se apresuran nuestros pechos,
precipitándose a un mutuo contagio.

Ya nos abandonamos al deseo,
hasta que culminemos el naufragio,
tirados en la arena y medio muertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te gusta: COMENTA...