Arrepentido

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Puntadas de limón en el paladar,
poros destilando puro vinagre,
recuerdos que ponen a hervir la sangre,
van sembrando hormigas en el caminar.

Evocaciones buenas para nadie
que marcan el pulso de tu palpitar,
te llenan la boca de arena a mascar,
ni siquiera puede que Dios te guarde,

ese ineludible aunque incierto día,
en el que a la barca te arrastre la Ker,
ejerciendo así de postrera guía.

Verte desprovisto de toda mujer,
cuestionando el devenir de tu vida;
el burdo final que te hará fenecer.