Piruetas marrones van poblando el cielo,
en saltos mortales que, desde las copas
van precipitándose a inundar el suelo.
Marcan los segundos, minutos, las horas,
gorriones huidizos van alzando el vuelo,
parten rumbo al Sur como exige su historia.
Historia que seca y rugosa en mi boca,
amarga y caliente salpica gargantas,
futuro recuerdo que en el pecho evoca
memoria que sólo el estómago aguanta.
Para cuando el frío en desnudez se troca,
será sólo el blanco el que luzca la estampa
de joviales sueños que el viento provoca,
luego al cobijarnos con florales mantas.
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