la garganta que empieza a quemar,
por la obra del vino barato,
por la gracia del negro alquitrán.
Los manteles cubiertos de barro,
algún vidrio jede a pacharán,
sinfonías de risa y piano,
melodías en 'Els Quatre Gats'.
Solo, un hombre, sentado, observando
la ciudad que aspira a conquistar,
la ventana su vaho va nublando,
su mirada, muy lejos de allá-
Sabrá Dios qué es lo que está tramando,
qué le trajo hasta esta catedral;
tal vez sólo se halla esperando
al secuaz con que cumplir su plan.
Del ensueño ya va retornando,
La Vanguardia vuelve a hojear.
El veneno guarda a buen recaudo,
aguardando estocadas que dar.
Asegura quien le va rondando,
como Onofre es que se hace llamar;
pisó tierra como provinciano,
mas llegó sólo para reinar.
Foto del restaurante 'Els Quatre Gats', que está hoy como entonces. Fuente: http://m.cdn.blog.hu/ca/catalunya/image/q/el4gats04.jpg |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gusta: COMENTA...