viernes, 22 de marzo de 2019

Siempre bailando

Mucho han pasado juntos,
recuerdan el primer baile,
en que azotados por aire
se iban meciendo los juncos.

Musas vestidas de flores,
copos volando en el cielo,
acompañando sus sueños,
pintándolos de colores.

Ellas llegaron primero,
y el sol ya las esperaba,
mientras la lira templaba
para premiar al aedo.

De súbito nació un verso,
y una estrofa de seguido,
y sin haberlo querido,
se encontraron con un beso.

El que manó de los labios
de Amaryllis sorprendida;
por la pasión encendida,
llegó a extenderle las manos.

Con la música del bosque,
celebrando un dulce encuentro,
cual si tratase de un cuento,
pasó la primera noche.

De la mano, desde entonces,
la primavera y su amante
comparten un mismo baile,
entre poemas y flores.


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