Suspiran las acacias desde el llano,
cantando en coro hueco una obertura;
suspiran porque se aleja tu Luna
llorando por su ocaso tan temprano.
El cielo luce pródigo tus fuegos,
bañados por el rojo y por el malva;
disfrutando en silencio de la calma
que brinda el esperar un día nuevo.
Nuevo como el tiempo que nos aguarda,
oculto por la brisa ya inmediata
que anuncia que la noche será larga.
Aletargado el Sol, por lo que tarda,
son ahora sus rayos los que cantan
su lenta melodía nunca amarga.
31 de diciembre de 2013
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