Trémula sombra en las paredes,
débil lumbre de las farolas,
va tiñendo de atardeceres
la suave esquina por que doblas.
Esa que tomas de camino
de vuelta a casa en nuestras citas,
marcadas por el cruel destino
de brevedad en la visita.
Aunque mis ojos ya no alcancen
a divisar bien tu figura,
no me es difícil idearte
sin un pincel que a ti te trace,
sé que compartes mi amargura,
finita sólo al reencontrarte.
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