Luces y sombras confunden mi mente,
haz y envés, melancólico y alegre,
dibujando en mi alma ilusiones breves,
cuando las musas mi razón pervierten.
Vibran las cuerdas en un vals perpetuo,
cual lira que suaves manos percuten;
lírica y prosa sin piedad discuten
dejando intacto su ritmo perfecto.
Este incontrolable baile de plumas,
guirnaldas, volantes y serpentinas,
que riega en colores los sentimientos,
no escapa a lluvias, ni vientos, ni brumas,
cubriéndose incluso hasta de neblinas,
si la realidad finiquita el cuento.
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