Aliento asfixiante que palpita,
húmeda obsesión del desencuentro,
pálido se muestra hasta el momento
por que, cual la flor, tú te marchitas.
Torna ora el color a las mejillas,
mientras que se pierden las miradas,
mariposas van descontroladas
esparciendo en mí un mar de cosquillas.
A cereza y miel me van sabiendo,
licor, veneno y canela en rama,
esas flemas de tu sentimiento,
que esparces dejando cuerpo y alma,
borrando de mí todo lamento,
sumidos los dos en plena calma.
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