martes, 25 de febrero de 2014

A uno de mis ídolos musicales -George Harrison-

El post de hoy no es habitual, pero al ver a otro bloguero como Mr.Thunderstruck traer a la memoria la figura de este inconmensurable músico, no he podido resistirme a dedicarle unas palabras en el día que hubiese cumplido 71 años. Además, así estreno la pretendida sección de música que quería tener en mi bitácora.
George Harrison, pese a que pasó gran parte de su vida artística a la sombra de la dupla Lennon-McCartney, brilló con luz propia dentro de los Beatles. Aunque tardó en despuntar con composiciones propias para el cuarteto de Liverpool, en todas y cada una de ellas marcó su impronta, dejando temas como 'Taxman', 'While my guitar gently wheeps' o 'Within you, without you', por citar sólo algunos.
Pero si hubo un disco en el que avasalló, literalmente, a John y Paul, fue precisamente el último en grabar la formación. Abbey Road supuso la consagración de este artista caracterizado por su introversión y pragmatismo, genialmente combinados con sus convicciones ascéticas derivadas del hinduismo. Bastaron dos canciones para darle la grandeza necesaria al lp que supondría la despedida de la banda más laureada de la historia del rock (esta apreciación, a mi modo de ver y sin ningún tipo de prepotencia, creo que está fuera de dudas). Tanto es así, que pasaron a engrosar la lista de "greatest hits" de los 'Fab Four' y, dentro del propio álbum, fueron tomadas por las mejores del mismo, coincidiendo público y crítica en dicha apreciación. La primera de ellas es 'Here comes the sun', una oda a la primavera compuesta en cosa de cinco minutos en el jardín de su amigo Eric Clapton, como por arte de magia. La otra, cuyo vídeo puede verse en este enlace, fue catalogada por Frank Sinatra como "la mejor canción de amor del siglo XX", tras afirmar confundido que era lo mejor que habían escrito Lennon y McCartney; y digo yo que "La Voz" estaba acreditada para afirmaciones de este estilo. No es otra que 'Something', una extraordinaria balada, gracias a cuya calidez y ritmo desigual me enamoré de los Beatles y de la lectura. Yo tendría unos siete años y mi hermano puso un cassette de sus grandes éxitos para estudiar, mientras yo, en la habitación contigua, devoraba mi primera lectura de 'El Principito'. Esa voz macilenta que arrastraba las notas de la canción me transmitió tanta sensibilidad que el idilio fue inmediato. No sería hasta años más tarde que averigüé quién de los cuatro era el culpable de semejante obra maestra.
Pese a su gran carrera en solitario, que cosechó un enorme éxito, y a coincidir con Mr.Thunderstruck en el arte de Travelling Wilburys (banda compuesta por el propio Harrison, Eric Clapton, Roy Orbison y Jeff Lyne, vocalista de la Electric Light Orchestra), considero que fue su etapa 'beatle' la que más merece la pena resaltar.
Vaya con todo mi respeto, allá donde se halle, este homenaje, a uno de los grandes de la historia de la música, cuya pérdida hace ya más de una década conmovió a muchos de sus seguidores, entre los que me incluyo.

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