que recibido entre palmas
alimentaste mi alma
a la grupa de un pollino.
A ti, que por culpa nuestra,
lágrimas pueblan tu cara,
llevas la espalda cargada,
portando una cruz a cuestas.
A ti, que ahora te encumbran
cargando sobre los lomos
inmensos tronos de oro
por que al pasar se descubran.
A ti, por ti y por tus clavos,
desde este balcón te digo
que esta saeta te dedico
y así mi amor te declaro.
(Imagen del Cristo del Consuelo, de Sanlúcar de Barrameda)
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