Cada quejido
desgarra el alma.
Cobra sentido
que suenen palmas.
Que vuelen palmas
por tu garganta,
aunque en el fondo
no le hagan falta.
Suenan redobles
en las maderas,
el ritmo noble
que te despierta.
Que me despierta
este sentimiento,
escalofrío
por un momento.
Y esa guitarra
que resucita,
el alma brava
de quien la agita.
No vayas a callar,
bendito cantaor,
que esa furia que das
con grito atronador,
arranca a todo el bar
en un solo clamor,
levantando los vinos.
Mandan todos callar
a quien te interrumpió,
porque una soleá
despierta el corazón
y lo hace palpitar
repleto de fervor,
recobrando el sentido.
Que quien no te supo escuchar,
debía al menos respetar
tu noble arte.
Después de tanto soportar
que te tuvieran que tachar
de maleante,
ahora ya puedes celebrar
que disfruta la humanidad
de este, tu cante.
Vuelven las palmas a tronar
por lo que tienes p'a cantar
a quien se ponga por delante.
Caricatura de Antonio López Sancho con motivo del Certamen de Cante Jondo, celebrado en Granada en el año 1922.
*: El título del poema proviene de un término de la jerga del flamenco, 'atemperado', referente a la moderación del tono de voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gusta: COMENTA...