martes, 16 de septiembre de 2014

Otra vez, el otoño

Nobles espejos ya, lucen los charcos,
de la calle empedrada de mi pueblo,
esa donde resbalan los recuerdos
apresurados al pasar los años.

'Esto son cuatro gotas': ya decían,
algunos de temperamento incauto.
Los mismos que parecen ahora exhaustos,
pues tuvieron que huir de la llovizna.

Ya los cafés se llenan como antaño;
quién recogerá ahora las terrazas.
No querían creer las amenazas
del final inminente del verano.

Y lo peor no es la fuerza del viento,
la lluvia, las nevadas o el granizo,
sino que se compruebe compungido,
el implacable paso de los tiempos.

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