viernes, 5 de septiembre de 2014

En tu sueño prendido

En este sueño prendido,
escondes los devenires
de soldados y visires,
vencedores y vencidos.

Sueñas un vientre de estaño
sobre una playa de rocas,
que arrugado por las olas
te va cubriendo de años.

Que aunque luces tan fogosa,
inocente y relajada,
el futuro te depara
ser divina y fiel esposa.

Y es que el padre de los dioses
por ti se verá hechizado,
para luego darte engaño
escapando entre los bosques.

Mientras tú, mascas veneno,
pues tus principios te impiden
darle al cuerpo lo que pide,
emponzoñando tus senos.

Un sueño de nubarrones
también de lleno te invade,
preñando aún más, si cabe,
el mar de tus emociones.

Mala herencia la que dejas
como modelo a tus hijas;
sean castas o libertinas,
llegarán temprano a viejas.

Plácido sueño tendrías
al conocer a tu amante,
que a la legua es vil tunante,
malas artes tantearía.

Luego serás recordada
por fría y calculadora,
de mente conspiradora,
vengativa y deslenguada.

Quién no se comportaría
de semejante manera;
si tus desdichas viviera,
mejor te comprenderían.

Duerme tranquila, señora,
que albergarás en tu seno
el alma de un hombre bueno
que actuará sin demora:

redimirá la figura
del honesto enamorado,
que sabrá quedar prendado
no sólo de la hermosura.


'Juno ardiente', óleo de Frederic Leighton.

Mañana os espero en Madrid.

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