He de observarte a escondidas,
callada y furtivamente;
busco como un delincuente,
esas miradas perdidas,
de la lección distraídas,
como ángel adolescente,
van persiguiendo la suerte
de la ilusión desmedida.
Mi corazón en el pecho,
dibujado torpemente
sobre el bloc cuadriculado,
terminará, arrugado,
pintarrajeado y carente
de un hombre hecho y derecho.
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