martes, 4 de noviembre de 2014

El eco del indignado

Eso que llaman democracia,
eso que llaman bienestar
es la más cruel de las mentiras.
Una absoluta pantomima,
que como en un truco de magia
saca provecho a la ignorancia
de un modo que ni te imaginas.
Ya está bien de burlarse de los sentimientos,
porque aquí hasta el más cauto pierde la paciencia,
y es capaz de dejar un reguero de muertos.
Esta panda de trileros
toma como un juego
la vida del otro;
no les importa en verdad
la justicia o la dignidad como a nosotros.
Porque aquella la compraron
con tu dinero y el mío,
les importaba un comino
cómo quedase tu plato.
A la otra sin embargo,
la dejaron olvidada,
en una de esas moradas
que les gusta frecuentar.
Esas donde les sonríen
con muy buena cara,
a cambio de cuatro perras,
y sus "vergüenzas" se tragan.
Es el mismo trato que dispensan
con total desfachatez
al ciudadano de a pie;
será tal vez que nos agrada
el aire rancio de su aliento
cuando roza nuestra piel.
Quizá sea hora de enseñarles
que su pueblo no se amedrenta,
a esta mancha de mangantes,
cantándoles las cuarenta.
Pido a mi gente que despierte
y que demuestre toda su audacia,
que es hora de devolverle
el significado a la democracia.

'La Libertad guiando al pueblo', de Eugène Delacroix

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