Desnuda el rayo tu manto estrellado
en esas noches de furia y ventisca,
cuando en tu falda yo busco resguardo
y en tu silencio se apaga mi risa.
Te hallas difusa, de lágrimas presa,
tu indiferencia, a mí me confunde,
mientras tus ojos, en cambio, confiesan
por esa daga que el pecho me hunde.
Soy sabedor del amor que le tienes
a ese astro rey que en tu lecho ya extrañas;
el mismo que me observa en mis quehaceres.
Mas desconoces que tú misma dañas
el corazón de ese que por ti muere
cuando inconsciente muestras tu guadaña.
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