Estaba la noche callada
hasta la aparición del trueno.
Se marchó la luna asustada,
ni siquiera esperó a su dueño.
Ya la lluvia ocupó su puesto,
ya se riega la madrugada,
ya te canto niña este cuento,
ya no llores desconsolada.
Hija de la luz y del sueño,
no tiembles por la rociada,
sonríe mientras que te duermo,
mantén tu cara iluminada,
que hasta que apareció tu miedo
estaba la noche callada.
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