jueves, 13 de marzo de 2014

Quién sabe mañana

Me pregunto si el destello de mis sienes,
mis despistes o el dolor de mis rodillas,
llevarán a que no aguantes mis cosillas,
o que llegues a afirmar que no me quieres.

No existe temor que iguale lo que un hombre
pueda padecer de manos de su amada,
quien, por conocer, viva desengañada
tornando en dolor sus labios con mi nombre.

Inquietud plena en lo que ocurra mañana,
poblando mis cejas de melancolía;
terrible senectud en edad temprana.

Manejarán el amor y la agonía
la urdimbre del telar del que pende mi alma:
ignoro si estarás en mi último día.

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