La furia irrefrenable de tu risa,
entrega un tibio labio al desenfreno,
derruye los temores de mi vista,
y me urge a demostrarte que te quiero.
Rubrico nuestra unión entre tus brazos,
fundido por tu piel incandescente,
cediendo sutilmente a tus encantos;
esos que gozaría eternamente.
Por entre tus colinas me deslizo,
buscando una ilusión que no termine
en cuanto sombras marquen tu camino.
Cuando tras la tormenta resucite,
de entre nuestros tifones de suspiros,
serás tú lo que yo más necesite.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gusta: COMENTA...