sábado, 26 de marzo de 2016

Ensueño barcelonés

La ciudad de Barcelona vista desde el palacio del Montjuïc


Nunca una sola palabra
que expresara lo que siento
por estos dinteles viejos,
con chaflanes y 'esteladas'.

No arrancaste en mi garganta
canción alguna ni versos,
hasta pisar los espejos
de la lluvia entre tus plazas.

Barcino, no despertabas 
ni el erizar de mi vello, 
ni la razón de mi sueño,
por más que yo te admirara.

Tuvo que ser la mirada,
amarga del desconsuelo,
que espabilara en mi pecho,
al reloj que dormitaba.

Y que este reloj marcara 
el gesto de dos luceros
te permitió devolverlos 
a tus noches estrelladas.

Tus noches, que iluminara
de nuevo los sentimientos
de un espíritu maltrecho,
víctima de la mañana.

Ahora sobran las palabras,
las sonrisas, los recuerdos, 
los guiños y los momentos 
con que ponerte adornada.

No olvidaré la semana
que recuperé de nuevo,
la alegría y el deseo,
impulsado por tu magia.

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