viernes, 14 de octubre de 2016

Dulce casualidad

Llegó la lluvia al altar
de los amores prohibidos,
llegaba para anunciar
tus peripecias conmigo.

Como la primera vez,
como cuando éramos niños,
labio a labio, piel con piel,
fundí mis brazos contigo.














Mi historia empecé a narrar,
tú me hablaste de tu libro,
el tiempo empezó a contar
desde que juntos yacimos.

Ahora empezamos a ser
todo aquello que no fuimos,
gracias a ti empiezo a ver
aquello que no vivimos.

Qué dulce casualidad,
fue casi como un descuido,
el que me llevó a alcanzar
este apacible delirio.

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