Estás a la vuelta en cada esquina,
en el bus, sus marquesinas,
en los metros, los aviones.
Estás trabajando las harinas,
en clase, o en la oficina,
componiendo tus canciones.
El caso es que te veo en todas partes,
en bares, bulevares, por los parques;
a veces yo te veo y al final
no me acuerdo de mirar.
Estás paseando por las calles,
fecundizando los valles,
con tu aroma a primavera.
Estás controlando los detalles,
para que nada te falle;
y eso no lo hace cualquiera.
El caso es que te veo en todas partes,
la playa, la montaña o en estanques;
a veces yo te veo y al final
te confundo con el mar.
Estás de doctora en la consulta,
bombera o jurisconsulta,
reportera, o maestra.
Estás con el don que te faculta,
despejando cada duda,
estás hecha una guerrera.
El caso es que te veo en todas partes,
la noche, la mañana o en la tarde;
a veces yo te veo y al final
no puedo disimular.
Estás ahí desde el primer día,
hasta cuando no querías,
siempre has estado presente.
Estabas hoy cuando amanecía,
y estarás mi último día,
si el de arriba así lo quiere.
El caso es que te veo en todas partes,
de amiga, compañera o como madre;
a veces yo te veo y al final
ya no sé a dónde mirar.
Yo quiero que te den lo que mereces,
por el retraso, que sea con creces,
y empiecen de una vez a valorar
todo aquello que nos das.
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